Aventuras laborales
Una de las sensaciones que más odio es levantarme sudando. Hoy ha sido así. He desayunado sudando. Me he duchado sudando. Me he vestido sudando. Y he venido al trabajo sudando.
Para colmo los tejanos de hoy (los más frescos) estaban recién lavados, así que me los he tenido que poner con calzador prácticamente de lo ásperos que estaban.
Cuando he llegado a las siete al trabajo parecía que fuera estaba lloviendo, y cada paso adelante era un suplicio.
Así que ni corto ni perezoso he procedido a "descalzarme" las partes nobles y he decidido que hoy iría en plan "comando" por el trabajo. Fresco y cómodo, un plan perfecto.
Sobre las doce de la mañana he acudido al baño a miccionar. Y ahí, con mis cosas en mis manos es cuando me he puesto a meditar sobre la modernidad en las prendas de vestir, que hoy en día está demasiado sobrevalorada: ¿hace falta el pantalón campana? ¿vale la pena la pana? ¿es bonito que el pantalón parezca desgastado y despintado? ¿es cómoda la pedrería incrustada? y sobretodo:
¿quién cojones pensó que era moderno que mis pantalones tuviesen agujeros?
PD: sigue en curso la adivinanza del anterior artículo. ¿Qué hay dentro del magic container?
3 comentarios
kami -
Calamity -
Un beso muy fuerte (¿magic container?). Cal.
Maberik -
Un besito, y lo del calor, yo lo sufro igual q tu!! q me asfixiooo agghssssssssss