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Osiris

mi colega

Mi colega es un buen colega.
Nos conocimos de verdad cuándo empezamos la carrera, aunque previamente ya habíamos intercambiado algunas birrillas, pero curtirnos en prácticas nos hizo muy amigos.

Por aquel entonces me enteré que no tenía padre. Éste murió hace un tiempo, y de él sé más bien poco. Mi colega vivía con su madre, una mujer muy simpática, que siempre te preguntaba por todo y se interesaba por cosas que tú sabías que no entendería, pero la forma entrañable de preguntar hacía que se lo explicaras todo con pelos y señales. Muchas veces nos quedabamos a comer en casa de mi colega, en jornadas maratonianas de prácticas que había que entregar, y su madre nos agasajaba con grandes viandas, todo eso con la simpatía de siempre.

Mi colega ya es ingeniero, por fin ha terminado la carrera, adelantándose a todos, como siempre, como él sabe.
Pero su madre quizás no llegue a ver su título. Su hábito de fumar le ha dado muchos disgustos, y todos estamos pendientes de un hilo, mi colega el que más. Quedarse huérfano con 22 años no es lo que uno imagina que le puede pasar a la gente.

Como era de esperar, mi colega no ha perdido su sonrisa y las ganas de comerse la vida, almenos por fuera, algunos dicen que la procesión se lleva por dentro, y estoy seguro que sus lágrimas ha derramado; pero él no deja de ser el que siempre ha sido, un tío al que siempre he tenido como ejemplo de compañerismo y buen rollo.

Ayer fuimos a cruzar una vez más unas birras por Calafell. Se rió más que nadie, hasta de él mismo, como siempre acostumbra. No parece que nada le haga sombra en la mente. Pero el tema estaba entre nosotros, sentado entre las heinkenen y las guiness, a la derecha del champú. Nadie le hizo caso, mas todos pensábamos en él.

Ese es mi colega, un tío, un buen tío.

1 comentario

jose -

Gracias tio!!