¡bic, bic, bicbicbíc!
Era de madrugada. Me arrastraba dentro de la mampara climatizada (climatizada a la par que Siberia en pleno febrero).
De repente mis sentidos arácnidos me advierten de la inminente caída de un boli de una mesa.
Atléticamente me estiro y alargo para asestarle una real patada con la intención de ponerlo en órbita como un Soyuz cualquiera.
Silencio.
Dos segundos después el boli yace en el suelo, y yo doy rígidos saltitos agarrándome el muslo a la altura del glúteo ante el tirón al que me había sucumbido al intentar patear un insignificante bolígrafo.
Ahí estaba yo, todo un ingeniero, a las cuatro de la mañana, pelándome de frío, cojeando e insultando a un objeto inanimado.
¡Necesito las vacaciones! (por cierto, hay cambio de planes).
De repente mis sentidos arácnidos me advierten de la inminente caída de un boli de una mesa.
Atléticamente me estiro y alargo para asestarle una real patada con la intención de ponerlo en órbita como un Soyuz cualquiera.
Silencio.
Dos segundos después el boli yace en el suelo, y yo doy rígidos saltitos agarrándome el muslo a la altura del glúteo ante el tirón al que me había sucumbido al intentar patear un insignificante bolígrafo.
Ahí estaba yo, todo un ingeniero, a las cuatro de la mañana, pelándome de frío, cojeando e insultando a un objeto inanimado.
¡Necesito las vacaciones! (por cierto, hay cambio de planes).
4 comentarios
Perlanegra -
rachman -
Kaperucita -
jijiji
Besitos
Kp
Afrodita -
Pasalo bien!
Un besote