Una tarde lluviosa
Son las siete de la tarde de un domingo lluvioso y frío.
Una compañera me dice que hoy es el día ideal para estar en casa con una manta y viendo Indiana Jones. Tiene razón.
Llevo toda la tarde programando y peleándome en general con código que tiene la manía de descentrarse a la primera de cambio. Mientras escucho mi recién estrenado Creative Zen Micro, el cual aún no me he refregado por mi pecho desnudo .
Tocan las ocho cuando estoy en la mesa de mi jefe, escuchando el Hullabaloo de Muse y decido hacer un descansillo. Levanto la vista, estoy rodeado de ordenadores. Encima del IBM de mi jefe hay un Pentium II con disipador incluido que usa para dejar los bolis. Me apunto mentalmente que debería acordarme de traer la cámara mañana para darle vidilla al fotolog. Pienso en hacer una foto sacando el logo del Pentium 4 HT que tiene debajo, para hacer el contraste viejo-nuevo. También valoro la posibilidad de retratar al mini cactus que hay detrás con el procesador y hacer un trío viejo-nuevo-cactus.
Me limpio las gafas y entre la súbita realidad borrosa recuerdo mi primer ordenador. Justamente un Pentium II a 350 Mhz. Ayer Kami me decía que un amigo suyo había despreciado un Pentium III a700 porque era muy lento. Él y yo nos sorprendimos un poco por esa afirmación. Desde luego no le podrás poner el último windows, pero sigue siendo una máquina muy útil. Hoy justamente mi madre me ha dicho que quería un ordenador para navegar ella. Seguramente me volverá a decir que se puede poner cerca de una roseta de teléfono para conectarlo a internet, y yo volveré a replicarle que hay que enchufarlo a eso que hay debajo de mi cama que parpadea vistosamente, y no al teléfono. No veo problema en ponerle un viejo ordenador, mucho mejor que dejarle mi portátil. Espero que ella no ponga más archivos a descargar en mi ordenador, porque ya estoy harto de bajar cosas de Grease y de Michelle Pfeiffer de mi hermana.
Me viene a la mente que en la oficina iban a hacer limpieza de trastos viejos y yo tenía la esperanza de que me dieran una vieja máquina SPARC (que lleva parada más de un año) para usarla en casa. Esperaba ponerla debajo de mi cama enchufada al router y acceder desde otro ordenador. No sé cuanto ruido hará, cuanto polvo será capaz de asumir y si mi madre tendrá algo que decir.
Las cosas han cambiado desde que tenía mi Pentium II. Me he hecho ingeniero, trabajo , tengo un coche decente que nunca lavo y un blog. Pero sigo pensando mucho en sexo. Hay cosas que nunca cambian, para bien o para mal.
4 comentarios
n03m1 -
Fredy -
Fredy -
Sandía -
Por cierto, te estoy comentando desde mi Pentium III 500 y pasará bastante tiempo hasta que tenga dinero para comparme otro, pero no va tan mal tampoco, es mi patatina y le tengo cariño.
Saludos.